El uruguayo que salió de Cerro Chato y llegó a la NASA.


Maximiliano Pérez, de Cerro Chato, Paysandú, a sus 32 años, parte hoy hacia la meca de los emprendedores y la innovación tecnológica, Silicon Valley, en donde enfrentará uno de los desafíos más grandes de su vida. Fue seleccionado de entre 4.000 líderes en distintas áreas de conocimiento de todo el mundo para formar parte, junto a otros 79 destacados emprendedores, del Graduate Studies Program de Singularity University de la NASA (entre otras destacadas instituciones fundadoras). 

Para que esto sucediera, Maxi tuvo que, en primera instancia, demostrar que era capaz de ingresar a la prestigiosa institución que tiene como objetivo "educar, inspirar y empoderar líderes para que apliquen tecnologías exponenciales para ocuparse de los grandes desafíos de la humanidad". 

Y en segundo lugar, tuvo que convencerlos de que le paguen los US$ 25.000 que cuestan las diez semanas de educación. Consiguió las dos cosas, y si todo sale bien, una vez que esto termine estará patrocinado por las principales empresas de Silicon Valley trabajando en un proyecto que impactará positivamente a por lo menos mil millones de personas en diez años.  

Las diez semanas de clase son extra intensivas, desde las 9 de la mañana hasta las 10 de la noche, de lunes a sábados y los domingos de mañana. Parece un programa de la NASA y lo es. No solo porque las clases se dictan en el Moffett Federal Airfield, base de la NASA, sino porque la propia universidad es financiada por la propia NASA, además de Google, Cisco, Nokia, Autodesk, IDEO, LinkedIn, ePlanet Capital, X Prize Foundation, Kaufman Foundation y Genetech. 

Las once materias que Maxi tomará son: Estudios de futuro y de previsión, Redes y sistemas informáticos, Biotecnología y Bioinformática, Nanotecnología, Medicina, Neurociencia y mejoramiento humano, Inteligencia artificial, robótica y computación cognitiva, Energía y sistemas ecológicos, Espacio y Ciencias Físicas. Política, Derecho y Ética, Finanzas y espíritu empresarial y Diseño. 

Según lo que dijo Maximiliano a El Observador, las materias de biotecnología, y "espaciales", y todo el tema de la NASA involucrado en el medio, responde a que el ser humano ha desarrollado todo un sistema para ser capaz de sobrevivir en Marte, y que habría que hacer un importante esfuerzo para que esas tecnologías se apliquen antes para que seamos capaces de vivir bien en la tierra.

De Cerro Chato a cambiar al mundo
Maximiliano Pérez fue Director General de Un Techo Para Mi País en Uruguay en 2006 y 2007. En 2008 se fue a vivir a Quito, Ecuador para implementar Un Techo Para mi País -  Ecuador. La exitosa gestión en Uruguay y Ecuador lo llevaron a Santiago de Chile, a liderar la fundación, que ahora se llama Techo a nivel continental  como director para Latinoamérica y el Caribe. En aquel entonces, fue reconocido con el premio “Derechos Humanos Rey de España” concedido por el rey Juan Carlos.

Trabajó en situaciones críticas de pobreza también en Haití, en Burundi y en Tanzania. 

Y una vez que dejó de lado su trabajo social directo, buscó la forma de seguir conectado con la filantropía, y lo hizo fundando y dirigiendo SociaLab, una plataforma de emprendimientos sociales disruptivos, que busca generar soluciones a problemáticas asociadas a la pobreza y la desigualdad a través de la co-creación y el trabajo en red con los distintos actores de la sociedad.

Por todos estos logros, Maxi envió su aplicación y fue aceptado; lo que él entiende que vieron en él es que "ellos buscan líderes sociales que sean capaces de impactar para bien en la sociedad"; está claro que esto lo ha hecho. 

Una vez que le dijeron "sí" en forma de un email que llegó una mañana de un sábado, con el que celebró frente a la pantalla, tuvo que moverse para conseguir US$ 25.000 . Aplicó a la propia beca que otorga Singularity University, y la obtuvo. "Salió todo redondo", cuenta. Aunque reconoce que si no se la daban, iba como podía. 

Pero, más allá de todos estos logros, Maxi no se deja de sorprender. Cuenta, medio en broma, medio en serio que pasó "de ir a caballo a la escuela rural de Cerro Chato, a la NASA" y se ríe. 

El proyecto
Luego de las primeras cinco semanas intensivas de clases, comenzará a crear el proyecto, pieza central del plan de estudios y del futuro de Maximiliano, y de la humanidad, si las cosas salen bien. Se elige un área en donde se puede impactar positivamente, como educación, energía, seguridad, salud, pobreza y agua y durante las últimas cinco semanas se crea un plan. 

Este plan debe cumplir las siguientes características: Impactar positivamente a mil millones de personas en un máximo de diez años. Maximiliano le dijo a El Observador que él cree que se va a enfocar o en educación, o en vivienda o en energía. Todavía no lo ha decidido. 

Si el plan convence, la propia universidad ayuda a contactar las miles de las más importantes empresas del mundo que están en Silicon Valley, para que se haga realidad. 

Expectativas
Junto con su esposa Vicky, con quien se casó hace menos de un año, Maximiliano esperaba en la mañana de este martes su vuelo a San Francisco con escala en Santiago. Estaba nervioso y ansioso. "Ahora lo que más quiero es llegar, quiero que empiece", le dijo a El Observador por teléfono.  

Dijo que el viaje era un desafío enorme para la pareja porque por los tiempos que tiene de estudios, no van "casi ni a tener tiempo de hablar por Skype. Pero es un sueño, y Vicky lo entiende así y me apoya", dijo. 

Él ve el viaje como una verdadera oportunidad para él, de mejorar en lo que hace, pero principalmente, lo ve como un mecanismo para cambiar el mundo. 

Dice que "no solo el mundo puede cambiar para bien sino que debe cambiar para bien". Entiende que el desarrollo tecnológico  es tan grande y nos conecta tanto a todos que hacer un cambio que impacte verdaderamente al mundo es cada vez más fácil. 

Hace diez años, Maximiliano Pérez llegó a una construcción de lo que en aquel entonces se llamaba Un Techo Para Uruguay. Fue junto a varios amigos de Paysandú y él mismo reconoce que cayó ahí un poco de casualidad. Pero esa experiencia le cambió la vida radicalmente para recorrer después una vida íntegramente dedicada al trabajo social. 

Aquel jovencito que iba a caballo a la escuela de Cerro Chato, que pasó por alguna que otra universidad pero terminó dejando todo para trabajar por los demás, y que sin dudas impactó positivamente al menos a buena parte del continente, viaja en este momento hacia la meca de los emprendedores y la meca de la innovación a cumplir un sueño. 


Referencias de otros uruguayos 
Maximiliano se puso en contacto  con otros dos uruguayos que asistieron a la Singularity University, Pablo Salomón y Pablo Brener, los dos son exitosos emprendedores. Le contaron que es increíble lo intensivo del curso. "Que no te da el tiempo para nada", le dijeron.

El observador